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El papel del logopeda en pacientes con afasia

La afasia es un trastorno de la comunicación que cursa con una pérdida o alteración del lenguaje como consecuencia de una lesión cerebral (ACV, traumatismos, tumores, etc.)

La afasia puede afectar a la:

      • Expresión
      • Comprensión
      • Lectura
      • Escritura

Existen tantas afasias como personas, es decir, no se tienen que presentar todos los síntomas que se describen. La gravedad de los problemas de comunicación depende de la extensión y ubicación del daño cerebral. Por ello, los perfiles afásicos son heterogéneos y los síntomas pueden variar desde dificultades puntuales de acceso al léxico hasta la pérdida total de comunicación verbal.

De esta manera, la afasia puede provocar dificultades importantes desde el punto de vista social, personal y económico, ya que la comunicación es fundamental para tener una buena calidad de vida.

Los estudios sobre la recuperación de las afasias han determinado que las mejoras más importantes se producen en los primeros dos o tres meses, alcanzando los mejores resultados tras el año de intervención. Por ello, es importante fomentar la importancia de una intervención temprana, para así tener los mejores resultados y un mejor pronóstico.

Gracias a la logopedia los pacientes con afasia pueden mejorar las funciones comunicativas que le permiten tener una mejor calidad de vida. Una correcta estimulación del lenguaje promueve la recuperación, regeneración o reducción del deterioro de las áreas afectadas a nivel cerebral. El logopeda debe elaborar un programa de diagnóstico efectivo, para lo que es importante realizar una evaluación en profundidad en la que se valoran todos los componentes de la comunicación que están alterados.

En nuestra clínica utilizamos la batería Beta, esta permite explorar todos los procesos que intervienen en el lenguaje en todas sus modalidades, tanto oral como escrita y en compresión como en producción oral.

Una vez realizada la evaluación, se lleva a cabo un proceso de intervención flexible y centrado en las necesidades de la vida diaria, teniendo en cuenta las motivaciones e intereses de cada paciente.

A continuación, se inicia la rehabilitación, con dos objetivos: proporcionar medios para comunicarse más eficazmente y conseguir la máxima recuperación posible de las capacidades lingüísticas.

Por ello, en la intervención tenemos en cuenta las características propias del día a día de cada paciente, para así adquirir habilidades comunicativas prácticas que mejoren su calidad de vida.

Por último, otro componente fundamental a tener en cuenta en la intervención es la familia. Lo que significa, escucharla, incluirla y capacitarla a lo largo de todo el proceso. La participación de la familia puede incrementar notablemente los resultados de la rehabilitación. Se dan pautas y estrategias para que puedan realizar una estimulación ambiental del lenguaje y colaborar en el trabajo diario necesario para optimizar la recuperación.